¡Creo en mí mismo! ¡Yo puedo! ¡No hay nada demasiado difícil para mí!

¡Creo en mí mismo! ¡Yo puedo! ¡No hay nada demasiado difícil para mí! ¡Soy el mejor!

Estos son algunos dichos que se usan habitualmente en cursos de desarrollo personal, coaching o conferencias motivacionales, pero como hijos de Dios, ¿podemos usar estas mismas frases para obtener ánimo?

Veamos lo que dice la palabra de Dios en Jeremías 17 acerca de eso. Versos 5 y 6: “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada”. 

Podemos concluir que, si confiamos en el ser humano, incluyendo en nosotros mismos, viviremos en sequedales, en el desierto. Ahora, uno puede pensar: “pero fulano confía demasiado en sí mismo, no confía en Dios, y mirá cómo vive, tiene todo lo que yo quiero…”.

No te dejes engañar por las apariencias... No podés mirar dentro del corazón de esta persona. Muy posiblemente al acostarse a la noche, esa persona siente un vacío, y al enfrentar una crisis familiar no tiene una roca sobre la cual poder plantarse firmemente. El día en que la muerte se acerca, entra en pánico porque no sabe lo que le espera después. 

Veamos cómo continúa Jeremías 17 en los versos 7 y 8:  “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto”.

Claramente dice que, si confiamos en Dios, como Fuente y Protector, Él nos ayudará en tiempo de abundancia al igual que en tiempos de aflicción. Como dice: “en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto”.

Como hijos de Dios, no estamos ajenos a las situaciones difíciles. Pero tenemos a nuestro Padre Celestial quien, como Rey y Dueño de nuestras vidas, siempre está a nuestro favor para que lleguemos al cumplimiento del propósito de vida, llevando mucho fruto. 

Declarate muerto a tu propia vida, creele a Dios y dejá que Él te guíe diciendo: “ya no vivo yo, mas Cristo vive en mi”. En la resurrección en Cristo: sos todo, para lo que fuiste creado, para gobernar sobre las circunstancias, guiado por el Espíritu Santo. 

¡Hoy y no mañana es el día en que Cristo quiere manifestarse a través de tu vida! La creación de Dios te está esperando. ¡Levantá la cabeza, no más lamento o baja autoestima! Dejá que tu Padre te use para impactar a los demás que viven en crisis y sin rumbo, no teniendo una roca sobre la cual edificar su vida. Tu vida costó la muerte de Jesucristo. No fue en vano todo lo que Él sufrió por vos. ¡Sos un campeón o campeona en las manos de Dios!

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”. Apocalipsis 1:5-6

 

Por el Pr. Wilfred Schenk

 

Gentileza REVISTA SOMOS UNO