Una de las cualidades más importantes que una persona debe tener es la empatía. La empatía es una cualidad que es necesaria en pastores o en los profesionales de salud, especialmente los psicólogos, médicos y trabajadores sociales. Es una cualidad que beneficia a nuestras relaciones personales. Además de ponernos -en parte- en el lugar de la otra persona, también nos permite percibir y comprender sus emociones. 

La empatía se define como la capacidad de una persona de “ponerse en los zapatos” de otra, para entenderla mejor y darle los consejos más apropiados para su situación. Es importante que los profesionales de la salud y el área de humanidades cuenten con empatía; sin embargo, el aplicarla en exceso trae repercusiones para el interviniente.

Ante el miedo de no tener esa empatía, muchas personas se esfuerzan tanto en ello que al final no obtienen los resultados esperados, e incluso sufren algunas complicaciones de salud. A esto se le conoce como síndrome de desgaste por empatía.

No obstante, una cosa es entender el dolor ajeno y otra sentirlo. Esto último es lo que les ocurre a las personas que son muy empáticas. Es como si absorbiesen el dolor de los demás, y la exposición prolongada (o una exposición muy intensa) a él les puede generar el síndrome de desgaste por empatía. Hablamos de agotamiento emocional, seguido con frecuencia por sentimientos de aislamiento, confusión y una tendencia a reprimir/contener las emociones

 

¿Qué es el desgaste por empatía?

En los últimos años ha ido aumentando el uso del término “burnout” para referirse a que una persona ya está “quemada” por tanto trabajo y estrés. Es un agotamiento físico, mental y emocional. Significa que es momento de tomarse un descanso y relajarse. Este síndrome aplica para cualquier persona que tenga trabajo o sea estudiante, puesto que tiene carga de responsabilidades diaria y está sometido a estrés.

Algo similar sucede en las profesiones de la salud, especialmente con aquellos profesionales que están en contacto constante con pacientes que están o han sufrido experiencias altamente estresantes. Se le conoce como síndrome de desgaste por empatía o fatiga por compasión, término propuesto por el psicólogo Charles Figley dentro de la Psicotraumatología. Es una consecuencia del residuo emocional de tratar con personas que han o están pasando por situaciones de trauma.

 

Síntomas

1. Re-experimentación

 

Puede surgir una experiencia traumática no resuelta asociada al conflicto del paciente. Aparece la rumiación del pensamiento acerca de un suceso y flashbacks. Es decir, se reproduce en la mente una y otra vez los recuerdos traumáticos de lo que se nos comentó.

 

2. Evitación y embotamiento afectivo

El estrés se puede ir acumulando sesión tras sesión si no se tiene la inteligencia emocional requerida, o si las situaciones de los pacientes o personas con las que se tiene que lidiar son muy fuerte; esto puede causar saturación emocional, irritabilidad, y frustración. También puede llevarnos a evitar ciertos lugares, situaciones o personas que le recuerden al hecho traumático. Puede llevar al aislamiento o descuido de relaciones interpersonales.

En el caso de los psicólogos encargados de proporcionar primeros auxilios psicológicos, esto se desarrolla por la alta exposición a factores de riesgo durante su labor.

 

3. Hiperactivación o hiperarousal

Sentimiento de fatiga, ansiedad, sentimientos de culpa o vergüenza constantes. También se pueden presentar problemas para dormir, dificultad para concentrarse, pánico y exaltación extrema por estímulos pequeños.

 

Herramientas para el Síndrome del desgaste por empatía

A continuación, vamos a ver algunas herramientas que podemos poner en práctica si tenemos un trabajo que requiera estar en contacto con personas que necesitan ayuda o si somos altamente empáticos y eso nos causa pensamientos intrusivos, pérdida de energía, incremento de la ansiedad, somatización de emociones o apatía:

1.    Comunión con Dios: cuando ayudamos a los demás estamos ejerciendo un mandato de Dios: “sobrellevad las cargas los unos a los otros”, pero cuando aprendemos a echar esas cargas en Él, “porque Él tiene cuidado de nosotros”.

2.    Interacción con amigos que edifican: supone un alivio de la carga emocional, además de un intercambio de opiniones que pueden ser un gran apoyo para situaciones o casos complejos.

3.    Contención familiar: la familia es un elemento importante que nos permite dialogar, desahogarnos y abstraernos de los problemas que podamos, ya sea en el trabajo o a nivel personal.

4.    Actividades de ocio: realizar actividades relacionadas con algún deporte o afición, como cuidar de un huerto ecológico, nos ayuda a cuidarnos y a brindarnos tiempo para nosotros.

5.    Terapia psicológica: esencial no solo para conocer este tipo de herramientas, sino también para realizar ejercicios en la consulta que puedan ayudar a afrontar el síndrome de desgaste por empatía.

 

Gentileza Revista Somos Uno

Por la Lic. Nora Larramendia | Master en Psicoterapia clínica